Sobre mí...

Algo de Historia

Hola, ¿Cómo estás?, Espero que bien. Mi nombre es Sebastián y a continuación te voy a contar cosas sobre mi desarrollo profesional y académico, a través de una narrativa para que puedas conocerme. Lo haré de forma cronológica y fundamentada con los hechos más importantes y relevantes. Al final describiré mi personalidad y los que considero mis valores. Comencemos.

Formación y Prácticas académicas

La licenciatura en Kinesiología y Fisiatría la realicé en La Universidad Maimónides. Las rotaciones pertenecieron a un momento clave en mi vida profesional, descubrí por primera vez el verdadero campo de acción de la kinesiología, por lo menos en Argentina. Roté en diferentes especialidades como: Neurología, Geriatría, Traumatología, etc. (Hospitales Penna y Español).

 

¿Qué aprendí en las mismas?

Lo básico en la gestión a la hora de realizar una atención. En los primeros años de la carrera tuve acercamientos a patologías neurológicas tales como: ELA, esclerosis múltiple, Parkinson, TEC y accidentes medulares. La asistencia de estos pacientes eran dentro de un programa especial que brinda la Universidad. El abordaje era individual y se planteaban los objetivos de forma integral, es decir, a través de un equipo multidisciplinario. Mi función en mi rol de estudiante era de observar, evaluar, documentar, realizar algunos trabajos prácticos y cuando el profesional / docente me autorizaba, de acuerdo a cada caso, asistía al paciente con algunas técnicas manuales básicas. Fue mi primera experiencia en un grupo que produjo varios profesionales de diferentes especialidades para un fin determinado.

Por otra parte, realicé rotaciones fuera de la Universidad. Concurrí al centro de rehabilitación del Hogar “Le Dor Vador”, siendo este, mi segundo centro de rehabilitación que pisé. El primero fue el de la universidad. Entonces ¿Cómo llegué a la Kinesiología ?, lo dejaré para lo último, en el apartado de “mis valores”. Sigamos con el hogar. La experiencia fue asombrosa, no solo por la disposición del establecimiento estaba destinada a tal fin, es decir a la rehabilitación, sino que los profesionales asistían a los pacientes a través de protocolos y valoraban a los mismos por medio de escalas (test). Todo esto se documentaba y se registraba. Si son colegas o estudiantes no me creerán. Y para los que me conocen como profesional o profesor, de aquí nació mi obsesión por la investigación y la documentación.

Lo enunciado fue lo que me marcó de las prácticas académicas, hay muchas anécdotas y reconocimiento hacia los docentes que luego expresaré a través de historias o cuentos, pero antes de finalizar el segmento quiero comentar que en las prácticas es donde uno se forma y la posibilidad para cada estudiante es única, si estas en esa instancia, sea cual fuere tu profesión presta mucha atención a los detalles y explora todas las variantes, en lo posible documenta e investiga. El estudio no tiene fin, pero los momentos si. ¡Suerte!

¡Muchas gracias a todos mis profesores

 

Experiencia Laboral

A temprana edad trabajé como cadete en supermercados, también como operario en una gráfica y técnico en una fábrica de pantógrafos industriales. Estos fueron trabajos estables, pero realicé otros empleos anteriores y posteriores en diferentes rubros como: el gastronómico y el comercial. Es decir, que trabajé siempre, no solo por necesidad, sino por convicción. La actividad y las relaciones laborales en las diferentes áreas me aportan un capital humano de gran valor.

 

Como kinesiólogo:

Mi primera experiencia laboral como profesional fue en un centro de traumatología que tenía servicio de rehabilitación, estaba ubicado en Ituzaingó, en la zona oeste del conurbano. Ahí conformé el mejor grupo humano de mi vida laboral. Dentro del equipo laboral estaba la Lic. Silvina García, mi mentora. ¿Por qué la denominación así?, por la paciencia que me tenía, y por otra parte en la facultad uno aprende lo teórico y práctico en un marco controlado o ideal. Ella me inculcó ser un profesional, esto mismo es muy diferente a poseer un título o ejercer dicha profesión. Desde ya, aprovecho esta oportunidad para decir: “muchas gracias”.

Realicé asistencia kinésica a domicilio en forma particular ya través de obras sociales, hasta la fecha de tener mi propio centro “Ámbito kinésico”. Por otra parte, ingresé en el  Sanatorio Nuestra Señora del Pilar en donde llegué a ser el jefe de servicio. En este mismo pude aplicar lo aprendido por medio de la especialidad en Auditoría Kinefisiátrica. Al principio éramos un grupo numeroso que atendíamos a muchos pacientes, pero la mala organización hacía que los tiempos no dieran y se generara un déficit en la calidad del servicio. Me comprometí, analicé la cuestión y lo resolví, no fue fácil. Luego de un período, quedamos solos con la Lic. Emilce Saadee y atendíamos alrededor de cincuenta o más pacientes diarios,planteando objetivos y realizando los protocolos correspondientes. Pero eso no era todo, con la Lic. Saadee, teníamos tiempo de estudiar y leer, cosa que sorprendía a los empleados del sanatorio. Esto fue la plenitud en el ámbito laboral, costo mucho, pero lo terminamos logrando en conjunto con Emilce.

Trabajé de kinesiólogo en deportes tales como: Fútbol (Estudiantes – San Lorenzo), Rugby (Pumas), Pádel, Tenis, Karate, Taekuondo y Boxeo (Cesar Cuenca campeón del mundo). Participando en la atención individual en los torneos, los entrenamientos y las pretemporadas. Estas experiencias son únicas. El trabajo con el deportista difiere mucho del paciente habitual debido a que se superpone con otros intereses. Las expectativas son otras. La asistencia profesional termina siendo individual y de vez cuando total.

Cómo profesor:

Consideraría mi experiencia en educación vaga ya que solo hice reemplazos en universidades (UAI, Maimónides, y Favaloro), y hace mucho tiempo di clases en una escuela técnica (E.E.T n°3 “15 de setiembre”). Pero debo decir que no es por falta de oportunidades, sino por decisión propia y falta de tiempo.

Las relaciones con colegas y profesionales en diferentes alrededores me abrieron un campo que ahora en la época de pandemia se está desarrollando aún más. La asistencia y la tutoría en la elaboración de trabajos finales de forma online es hoy en día un recurso muy solicitado. Considero la confección de las tesinas momentos de creatividad, experimentación e investigación que me estimula a la par de los interesados. En la actualidad me dedico a la elaboración de cursos online en diferentes plataformas, y en el seguimiento de tesinas. 

 

Cursos y Postgrados

Anterior a la kinesiología hice cursos y seminarios de electrónica, electricidad industrial, calidad (normas ISO) y programación de lenguajes básicos (años 1998- 2002). Por otra parte, lo normal sería citar cada uno de los cursos con los disertantes correspondientes, pero a tal efecto le quitaría lo más importante para mí, el motivo de elección de todos ellos. Tengo que agregar que las experiencias en el transcurso de los mismos quedan por fuera del desarrollo de este texto cómo en las anécdotas de vida universitaria. Estas serán incluidas en cuentos, relatos e historias, con la intención de acercar la profesión a la sociedad.

Durante la licenciatura mi paciente noción sobre el abordaje del fue variando hasta llegar al punto de limitar el tratamiento a tres aspectos importantes para mí. Ahí nació mi necesidad de indagar y estudiar esos campos que a continuación paso a detallar.

El cuerpo como estructura.

Al pensar en el cuerpo lo primero que viene a la mente es el aspecto físico, la apariencia. Cuando uno le pregunta al paciente, el mismo se basa en como se ve y lo ven, pocas veces en como se siente con su fisico. Exceptuando el dolor que es el motivo por el cual él realiza la consulta. ¿Pero el cuerpo como estructura que es? Es postura, y la misma es la relación entre sí de los segmentos que componen el cuerpo humano, los cuales se adaptan al medio y al entorno, esto último infiere en posición, temperatura y situación en que se halla el cuerpo (Física). Estos criterios fueron contemplados por varios profesionales y lograron crear técnicas de diagnóstico y tratamientos destinados a la corrección postural. Entre los que me formé a través de cursos y seminarios se encuentran los siguientes: Tres Escuadras, RPG, Esferodinamia y Gimnasia Postural. De todos ellos aprendí, analicé, comparé y los más importantes critiqué. Con lo cual puedo concluir que la postura, es la base y el sostén del individuo. Que el bienestar del paciente se logra a través de la implementación de estas técnicas, aunque no cubre el aspecto de la “situación” antes mencionada.

El cuerpo y la función.

¿Cómo nos movemos? ¿Y por qué? La situación, el contexto y el entorno, son las respuestas. Vamos con un ejemplo: no es lo mismo levantar un brazo en una cancha de fútbol para impulsar a tu equipo,  que alcanzar un objeto a determinada altura,  saludar a un amigo  o frenar un taxi. Si bien el contexto y el entorno son diferentes, la estructura y los elementos que realizan el movimiento son similares. Capaz que algún gesto con mayor intensidad y función de un grupo muscular más que otro, y con la participación de otros elementos primarios y secundarios auxiliares para realizar el movimiento (estabilidad y coordinación). Entonces, ¿Qué nos mueve? Nos movemos por reflejos y estímulos, pág.o necesidad y voluntad,  a través de sensaciones y sentimientos. Con base en esto último me formé en FNP (Facilitación Neuromuscular Propioceptiva) y el método Feldenkrais. Adquirí a través de ellos herramientas para comprender el aspecto neurológico (FNP) y profundizar sobre la psicosomática (FELDENKRAIS) en el movimiento del individuo.

El cuerpo y la enfermedad.

Hay muchas teorías y doctrinas que explican sobre el cuerpo y la enfermedad, “el cuerpo enfermo”. Hablé de mi persecución en el funcionamiento correcto y la alineación de las estructuras que lo componen. Todo esto en beneficio de lograr la mejor condición física saludable y calidad de vida posible. Pero, ¿Qué es calidad?, ¿y de qué o de quién depende? Siempre que atiendo a un paciente, o me consulton sobre un tratamiento o patología, resuena en mi cabeza las sabias palabras del Dr. Fabian Ciarlotti. Él expresó que la atención dependía de la relación entre profesional-paciente. En mi rol de kinesiólogo tenía que brindar mis conocimientos a la hora de la evaluación y tratamiento, pero el paciente debía aportar la responsabilidad en su rehabilitación. Es decir, la famosa frase que suena en mi cabeza siempre que estoy con un paciente es: “¿Qué estás dispuesto a dar o hacer por vos?”. En la atención uno a uno, paciente / profesional o profesional / paciente. Es lógico pensar que, si evalúo mal y/o propongo un tratamiento sin fundamento, es muy probable que el resultado sea desfavorable. ¿Pero para quién?, ¿Para el paciente o el profesional? El paciente puede o no continuar con el dolor, o empeorar el mismo. Entonces, ¿el kinesiólogo se ve perjudicado? Si, no solo en la propaganda personal que varia de acuerdo al amor hacia la profesión que tenga cada uno, sino en los tiempos de atención. Un paciente mal abordado puede presentar efectos o alteraciones secundarias y recaer en circuito patológico: “vivir enfermo”. Este mismo se va a adherir al servicio de salud y no podrá vivir sin él en una especie de simbiosis. ¿Por qué digo Simbiosis?, porque al sistema de salud ya los profesionales también les sirve este vínculo. Es una fuente laboral y de ingresos. ¿Un recurso activo o pasivo?, te lo dejo a tu criterio. Si el profesional en cambio realiza una evaluación, propone un tratamiento eficaz con objetivos puntuales, pero el paciente no se compromete. Pasa lo mismo que el caso anterior, un resultado negativo para los dos. El paciente continúa con dolor, no flexiona o camina, y el kinesiólogo se ve sobrecargado y es rotulado de: “malo e incompetente”. ¿Y entonces? La condición o situación ideal sería un vínculo de cooperación y entendimiento desde el primer día. ¿Es posible? Siempre lo es. Un error común es de catalogar a las personas y no abordarlas con solo el hecho de que no se comprometa con el tratamiento o su enfermedad. Uno al ser profesional debe implementar cualquier recurso a su disposición para crear un lazo o adherencia a la terapia propuesta. Volvamos a la calidad, al cuerpo ya la enfermedad. Al principio de mi experiencia profesional creía que la calidad dependía de los aspectos asistenciales antes mencionados. De la relación profesional / paciente, pero no tardé en darme cuenta que solo era un árbol en un inmenso bosque. A pesar de que el paciente busca respuestas en uno, ambos estamos sumergidos en varios sistemas interrelacionados entre sí. ¿A qué sistemas me refiere? Sistemas de salud, obras sociales, organismos, hospitales, clínicas, sanatorios, universidades, instituciones, leyes, normativas, reglamentos, etc. Entonces al hablar de calidad de atención o de servicio se debe tener cuenta en el / los sistema / s donde el profesional / paciente se encuentran incluidos. Este conocimiento lo busqué y encontré a través de varios cursos, entre los más importantes destaco los siguientes: la Especialidad en Auditoría Kinefisiátrica y el de Práctica Procesal. No solo el contenido y la disposición de los disertantes de estos cursos fue lo que me brindó cierto conocimiento para manejarme en un entorno diferente a lo asistencial, sino las relaciones entre colegas y profesionales de otras áreas fuera del ámbito de la salud. Siempre lo digo, lo sostengo y lo propongo, el hecho de aprender a través de las relaciones y los vínculos es una oportunidad única. Se da con mucha frecuencia cuando uno participa en cursos, seminarios o se dedica a una actividad independiente a lo laboral o académico, ósea a un nivel personal. Sigamos. La enfermedad es un proceso. Entonces no comienza cuando el paciente llega al consultorio, ni tampoco al percibir por primera vez un malestar o dolor.De ahí nace mi concepto del cuerpo enfermo, este no está ligado a lo asistencial o al proceso con el que convive el paciente. Es un estado nocivo en desarrollo dependiente de varios factores, entre los cuales nombro los más importantes: nutrición, educación y el ámbito cultural. ¿Cómo hago para abordar estos factores? Fácil, desde la prevención. 

Los tres puntos están interconectados entre sí. Si no hay una postura estable y alineada, se genera un déficit en el movimiento y puede tender al desgaste o lesión patológica. El propósito o la función determinada a tal fin se ve mermada a tal punto de inhibir una actividad laboral o recreativa. Por eso desde la prevención y el abordaje integral a través de diferentes especialidades deben promover la calidad de vida, instruir al individuo en hábitos saludables desde la educación y no utilizar en la enfermedad.

 

Mis proyectos

La creatividad y disposición con el cuento vienen de la mano con la ansiedad para estar siempre embarcado en algo nuevo. A continuación a mencionar algunos proyectos a los cuales destino mi tiempo.

Ámbito Kinésico:

Nació como un programa de radio / podcast conducido en conjunto con Lic. Luciano Niello.  Al cabo de unos años pude armar con ayuda un centro de kinesiología con ese nombre, un espacio destinado al abordaje individual del paciente en un clima cálido y confortable. Hoy en día el proyecto es llevar a cabo un “Ámbito Kinésico” a los medios gráficos y online.

Libros

Si estás leyendo esto en este momento te darás cuenta que me gusta escribir, p o eso lo hago. Mis elecciones narrativas varían desde cuentos a novelas, pero no dejo de lado la escritura práctica.

Aplicaciones

Hoy en día el acceso a la información y al consumo de la misma es a través de las aplicaciones, ya que estas se encuentran disponibles en nuestros celulares, es decir, al alcance de la mano. Por eso intento llevar a cabo mis contenidos y recursos prácticos por medio de diferentes aplicaciones. 

internet de las cosas

El significado es IoT, sería el internet de las cosas, es un concepto utilizado para describir la comunicación o la interconexión en el ambiente. En la actualidad las actividades de la vida diaria, el ámbito laboral y los diferentes recursos industriales, están monitoreados y automatizados a través de medios informáticos. De esto yace mi apreciación de esta área para llevar a cabo proyectos de vida sustentables y equipos médicos. 

Mis Valores

A lo largo de todo este texto hablé en función a mi profesión y formación, pero hasta ahora no expresé el porqué elegí la carrera de kinesiología. No hay una razón concreta. De hecho me sorprende como llegué hasta instancia, donde hoy en día me dedico más a la enseñanza que a la asistencia. Trataré de mencionar algunos puntos que considero promotores o pilares a la hora de tomar la decisión de seguir este camino que cambió mi vida.

Durante mi niñez, mi padre nos introdujo en conjunto con mi hermano en el mundo de las artes marciales, no solo en la práctica, sino por medio de películas, revistas y libros. En esa, la serie de kung fu de David Caradaine era muy vista y Bruce Lee ya era una época reconocida a nivel mundial. Hemos conocido a muchos actores de películas de diferentes clases y orígenes (China, Japón, EEUU, etc.)  El punto o el trama de las mismas, en general se resumía a lo siguiente: superación personal a través de la práctica y entrenamiento. Vamos a tomar este último concepto y proseguimos con otro factor.

Al ser de la generación de los ochenta, estuve sumergido en lo que fue la revolución tecnológica más grande de la historia. Pasé desde los discos de vinilo a cassette, CD y mp3 por un lado, ya cintas de SV8, VHS, DVD, BLUERAY, HD por el otro. Es decir, la tecnología fue de la mano de la producción y el mercado. Cambiando la vida de todas las personas, no solo en el hogar sino en el ámbito laboral y en el quehacer cotidiano. Por mi parte, me sumergí en los videos juegos y en los films de ciencia ficción. Películas y series tales como STAR WARS, TERMINATOR y STAR TREK me hicieron centrar en un propósito o en algo deseado en mi mente aun en desarrollo, la creación de un robot. Estaba fascinado con esa idea. Por otro lado los videos juegos, aparte de ser una moda en ese momento y un distractor, me generaba la sensación de cambiar la realidad y tener el control. Soñaba modificando escenarios y mundos, pilotar naves espaciales y armando robots. La fecunda imaginación, dejó las riendas y la madures llegó con una inquietud, ¿Cómo puedo lograr tal fin? ¿Qué tienen en común los robots y los videos juegos? ¿De qué están hechos sus componentes? La Electrónica, así es. Era la ciencia que cubría mis gustos e intereses, por eso decidí ingresar a la secundaria de enseñanza técnica, “15 de setiembre” que estaba ubicada en San Isidro. No voy a mentir diciendo que era lo que esperaba, no sabría decir si fue la adolescencia, mi núcleo familiar o el entorno social, pero al finalizar la misma no tenía intención de continuar la carrera en la universidad. Veía mis deseos de proyectos infantiles muy lejos. Aclaro, no por la secundaria y los profesores, tampoco por mis compañeros que aún nos reunimos todos los años y con los cuales tengo contacto diario hasta el día de la fecha. Creo que el cambio fue en el interior lo que modificó mis conceptos por los factores sociales que enfrenta un adolescente, y que hoy sostengo que fue parte del proceso por el cual hoy estoy escribiendo esto. En resumen, mi ingreso a la técnica fue por interés de saber de qué estaban hecho las cosas que tanto me gustaban. Retengamos esta última idea en lo referente a lo tecnológico, y agreguemos el aspecto de entrenamiento y la superación de los artistas marciales. Cómo verás me iba orientando hacia la kinesiología sin saber la existencia de la misma. Pero, ¿Cómo conocí a la kinesiología para decidir estudiar esta carrera? Bueno estamos en el momento picante.

Voy a narrar las dos veces que oí nombrar a la kinesiología. Volvemos a la secundaria. Al ser esta de enseñanza técnica, vivíamos en ella. Teníamos taller o gimnasia por la mañana, laboratorio por la tarde y teoría por la noche. A casa solo íbamos a comer y dormir, ni tiempo teníamos de estudiar o hacer la tarea. Muchas de las cosas que aprendimos era por fuera de lo formal con respecto a la educación, ya que todo era convivencia. Al decir esto, reflexiono sobre la formación y el aprendizaje en tiempos de pandemia y es preocupante. Seguimos. Durante una clase en la secundaria un profesor expresó que estaba estudiando kinesiología (Gustavo Daniel Moscardini) y al ver nuestras caras desentendidas trató de explicar un poco más. Al parecer el interés del grupo lo condujo a cambiar la planificación de la clase. Modificó la conformación y la estructura del aula, nos puso en círculo, ubicándose en el centro y nos enseño RCP (reanimación cardio pulmonar). Si bien el RCP es algo que cualquier individuo lo debe aprender, fue años después que se propuso la enseñanza de esta misma en los diferentes niveles de formación. Esta fue mi primera experiencia con la kinesiología.

El segundo contacto, fue años después de egresar de la secundaria. Yo no había continuado ingeniería en electrónica, sino más bien sufrí un cambio radical en proyección a mi futuro. Aunque no lo crean ingresé en la Prefectura Naval Argentina, lo cual hoy considero esa travesía como su hubiera hecho el servicio militar y no digo esto último con la intención de haber sufrido o pasado mal. La cuestión del porqué ingresé y salí es muy amplio, y cómo otras cosas las contaré en forma de cuentos e historias. Así que a esperar. En fin, cuando me di la baja, mi intención era estudiar medicina. Sabía que mi camino estaba ligado a la salud y a lo asistencial, pero tenía miedo de equivocarme otra vez. Seguir algo por puro impulso y no terminar siendo lo que quería o al final no me conformara con un futuro dentro de esa profesión. Aunque no lo creas me volví a equivocar, pero esta vez no en la decisión sino en el pensamiento. Voy a aclarar esto de la mejor forma que pueda y verás porque lo considero un valor importante el reconocer un error. Mientras averiguaba los requisitos administrativos para ingresar en la universidad de medicina, que no son pocos, me replanteaba sobre el concepto de la salud y el rol del médico. Como muchas personas al día de la fecha, piensan que los doctores están sujetos a los remedios y los estudios complementarios. Que no se preocupan si no tiene una ganancia de por medio. Estoy hablando de un aspecto general. Me ofuscaba ese pensamiento sobre la medicina. Así que mientras daba vueltas, un amigo egresado de la escuela técnica me comentó sobre su nuevo empleo. El mismo consistía en él armando de equipos de magnetoterpia los cuales son utilizados por los kinesiólogos. Ahí fue la segunda vez que escuché la palabra “kinesiología”. Este evento me despertó el interés de saber más en lo referente a la kinesiología y sobre la aparatología que empleaban en sus tratamientos. Empecé a visualizar la panacea en el concepto de lo que a mí me gustaba, es decir: la salud y la electrónica de por medio. 

Finalmente había decidido continuar con kinesiología y abandonar la idea de estudiar medicina. Mientras cursaba el CBC, tuve una discusión con una docente sobre el concepto de proveer conocimiento y estructurar el mismo. Ella defendía la primera noción y por mi parte, argumentaba que lo que hacían era lo segundo, imagínate no tenía ni un título de grado y ya me comportaba así. Pasé un año lleno de confusión, no me sentí cómodo en ese lugar, no entendía el modelo de enseñanza o porque daban ese contenido, ¿El para qué? ¿El por qué?, y todas las preguntas que se te ocurran. En el pasillo decían que era un filtro, una cuestión de nivelación, la verdad que hasta el día de hoy lo considero una perdida de tiempo. El día que me iba a inscribir para las materias de primer año me fui a una charla que se daba en la Univerdad Maimónides. La disertación fue a cargo del director de la carrera, el Dr. Fabián Ciarlotti y el vicedirector, el Lic. Pablo Bordoli. Al finalizar la charla sentí un alivio tan grande, una sensación de paz y un brote de ansiedad que no era otra cosa que felicidad. No había dudas sino interés, quería comenzar ya. Me anoté ese día y esperé con ansias el primer día de clases. Todo lo que había vivenciado en el CBC se esfumó. ¿Qué se dijo en esa charla que me hizo cambiar de opinión, tirar un año a la basura y hoy en día ser un Licenciado en Kinesiología egresado de la Maimónides? Pues: “el profesional debe ser humano y atender al paciente como si fuera de la familia”. Entonces, ¿Cuál fue mi pensamiento equivocado? Juzgué a la medicina y al médico, pero no del sistema del cual viene o pertenecen, no me refiero solamente a lo educativo y sanitario, sino en lo referente a lo cultural y a lo social. A un año de egresar de la facultad, mientras una disertante hablaba mal de la medicina, me interpuse y argumenté lo siguiente: “Si a un paciente el médico le dice que está bien, que haga ejercicio y tome agua. El paciente dirá que el profesional le restó importancia a su salud, que no le mandó a realizar ningún estudio y no le recetó nada para su dolencia. Por otra parte, si el médico le manda una serie de estudios a realizar o le receta varios medicamentos. El paciente dirá que el profesional lo único que hace es dar remedios y análisis para cobrar un porcentaje o enfermar más “. Como verán, mi idea de la medicina había cambiado. El problema era la educación del paciente no del médico. ¿Cuál es la solución? Humanizar la atención y mejorar la educación. 

Hablemos de Valores

Cuando uno valora, lo hace a través de una medida o escala preconcebida de lo ético y moral. Es decir, en mi opinión, es subjetivo. Puede ser que otro individuo de una sociedad y formación diferente a la mía, difiera en lo que respecta a la unidad de valores por medio a la que juzgo. 

Se supone que como personas debemos decir siempre la verdad, lo cual no significa ser hirientes, ya que la honestidad debe ir acompañada de otro valor fundamental que es el respeto. No me considero un sabio o portador de la verdad absoluta, por ende, ser honesto para mí significa: ser objetivo, hablar con sinceridad, respetar las opiniones y ser sensible ante otras personas. Esto me facilitará ayudar, ser compasivo, utilizar la empatía y entender el dolor ajeno. Un individuo sensible comprende las miradas y los gestos más allá de las palabras y sabe cuando otra persona necesita algo. La sensibilidad me permite conocerme a mi mismo, asimilar que tengo defectos y aceptarlos, entender que siempre se puede sacar una lección de todo lo que ocurre a mi alrededor. En mi vida, actuar con prudencia significa saber evaluar los riesgos y controlarlos en la medida de lo posible.

 

Si has leído el escrito es porque te interesó saber de mí, o ya me conoces y querías ver que escribí. Sea la una o la otra te agradezco la acción con sinceridad. No soy un bot. Estoy siempre a tu disposición.

Prof. Sebastián Pablo Galleano

Accesibilidad

Asistencia y tutoría remota las  24HS por medio de los más importantes canales comunicación.   

Profesionalidad

El desempeño se establece según normas de respeto, mesura, objetividad y efectividad.

Ética

Honestidad y responsabilidad a la hora de brindar la mejor calidad del servicio.

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