La Magia de la Libre Interpretación en las Tiras Cómicas
“La lengua, aunque no tiene huesos los quiebra”
Hay palabras que sanan y otras que matan, como hay títulos en la pared y otros en algún terreno suburbano aislado. La forma es la esencia y la humanidad es la herramienta. La incomodidad corroe la calidad y perjudica al saber. No existe la profesión sin vocación, menos aún, la vida sin amor.
“Las palabras son como las hojas, cuando más abundan pocos frutos hay entre ellas.”
Desprovisto de razón y a falta de ilusiones, el predicador sólo fomenta voluntad y compromiso. “Leer el carácter” es un requisito más a la hora de sugerir una sentencia, dicho sea de paso, un modo de contemplar o sobrellevar el único final posible. El engaño es no decirlo en voz alta y que lo perciba a través de los síntomas. El explorar es el arte en el aprendizaje y el descubrir en la enseñanza.
“El dinero no es santo; pero hace milagros”.
Ansiedad y depresión, dos caras de la misma moneda. El valor nace del mercado y el azar. La cultura de deuda en una sociedad desvalorizada fomenta cadena y látigo. “El tiempo” tirano y esclavista propone y uno dispone. Para la salud, emblema de la misericordia y la semiología, toma el pulso y acepta tarjeta de crédito
Vanidad exterior es indicio de pobreza interior.
Muchas máscaras son meras supervivencias del ideal y no del ser, tipificar o representar es solo un acto, propaganda sin valor y carente de recompensas. La batalla más importante es contra la impotencia y el hacer. La inconsecuencia es la guerra, escuchar es la victoria. Ley inmutable y eterna: “esperar lo inesperado”.
“El tiempo aclara las cosas”.
El tiempo perverso, intolerable y pagano. El protocolo carece de milagros. Curación y sanación para la religión. El mito se hace hábito en el ámbito. El destino se hace claro a cada paso. ¿Cómo se llama la obra? “Lenguaje forense”.
“La ignorancia es la madre de la felicidad”.
La risa: gesto incurable, distinguido e irónico. La tendencia satírica se establece según sea el marco social y regula los aspectos más primitivos de la humanidad. Para el rabí, Jesús, ser o actuar como un niño era la mejor forma de comprender al Padre que habita en nuestro interior. Al “AMOR” (con mayúscula) solo se puede llegar a través del juego de la duda y la inquietud.
“La mala no es la herramienta, si no el obrero”.
Compasión disfrazada por la modernidad. Automatismo que carece de virtud, pero si de criterio artificial. Efecto placebo desde la estética hasta el diseño. Ergonómico, tratable y de acceso remoto. Confort para el paciente “huérfano”. Dependencia y servilismo, herramientas de la quietud y la ignorancia.
“La vida no es un problema para resolver: es un misterio para vivir”.
En descomposición y sin solución es la involución. La acción provee el sendero del destino incierto. La quietud fomenta la reflexión del pasado y la contemplación del futuro. Reflejos, sombras y automatismos de base para el presente. La controversia del nacimiento divino distorsiona nuestra realidad. “A imagen y semejanza”, instrumentos del pecado, ruina de lo inesperado: “la vida eterna”.
Esquema cómplice y circunstancial que lleva al académico a los brazos de Morfeo. Provisto de vocación sufre por compasión. Demostrar que el cansancio es un mal menor de la profesión es una virtud que termina siendo el ideal, eje representativo de las instituciones sanitarias. El estigma corroe, se expande y próximamente será una epidemia. Posible solución al dilema: “primum non nocere”.
“Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión”.
Invirtiendo en gratitud modificando el valor del artículo, es la intención de su creación. Lo ideal es que alcance a todos. Rincón desprovisto de conciencia, donde abundan recetas y técnicas de trazo según la cotización. Bajo anestesia se confiesa, pero al bisturí se reza. La moral castiga bajo demanda de una sociedad híbrida. Nativa del consumo, no ofrece recompensa y no fomenta el buen juicio. Nicho de demandas para el derecho procesal.
“El éxito es la realización progresiva de un sueño”.
La pesadilla de todo enfermo, el eterno sueño. Batalla desleal contra el destino incierto. Relatos fantasiosos durante el despertar. Recuerdos de probabilidades del deseo inconsciente. Un gesto de compresión ofrece el doctor, una teoría el filósofo y un dogma el pontífice. “La tregua”, “el regalo”, “la vida”.
“Se cuenta el milagro, pero no el santo”.
Relato falso que responde a las necesidades o inquietudes de las masas. Ejerce atracción en los fieles espectadores. El no conocer el truco lo hace mágico. El éxito depende de la distracción. Emulación heroica como parte del entretenimiento. La propaganda nace del entendimiento, no de la situación. Dentro del protocolo, “el efecto placebo”.
“Criticar es más fácil que imitar”.
El especialista, es el que todo lo sabe y de todos se aleja. El observador, es el que todo disfruta y de todos aprende. El crítico, es al que todo le sirve y al que todos rechazan. El religioso, es ante todo sermones y al que todos ignoran. El orador, es el que todo argumenta y al que todos olvidan. El músico, es el que todo escucha y al que todos recuerdan. El creador, es el que a todos une y en todos se siente
“Para pelear se necesitan dos”.
La razón se pierde cuando uno de valor carece. El diálogo es el don que el profesional en el futuro deberá fomentar, con la intención de vender y no de curar. El paciente/cliente es un hecho concreto, una prima y un sueldo, una prestación por una atención. Prestar “el saber” no debe considerarse bajo un aspecto laboral de relación de dependencia. El desvincular la responsabilidad de dicha atención, solo produce el deterioro de la profesión. El que paga no consume, el que consume no paga, el que cobra no atiende y el que asiste no gana.
“Más cura una dieta que diez recetas”.
Profesional de la vieja escuela, quien pregunta y propone dieta. Conserva amor por la humanidad y la simpleza de la vida. Conocedor del mal y de la misericordia. De la época de las ceremonias, hoy muy pocos quedan. Contemporáneos son, los de la ideología del “descarte”, de la causa y efecto. Sin razón y compasión, argumentan las bases de los prospectos sin hablar de los efectos adversos.
“Con mucho porfiar, se pierde la verdad”.
Confirmar los errores son la base de la discusión y “el grito” siempre lleva la razón. Grave perjurio comete el que se somete por compasión a la obstinación. No por ignorancia sino por amor sufre el saber y el corazón. Si el silogismo es la premisa de la verdad, no hay criterio para dialogar. Las variables y los factores sustentan la oposición del conocimiento. Ayudar a creer es la base de la religión, creer que ayudamos es de la profesión.
“No hables si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio”.
Explicaciones y experiencias son parte de la disertación, originarias del ego y carentes de razón. La amplitud y la modulación son variables de la pasión y tapones para la reflexión. La comunicación se da por medio de gestos y la expresión. La palabra es “la herramienta” y el idioma “la instrumentación”. Saber escuchar es un don, entender una virtud e ignorar una profesión.
“Más vale estar solo, que mal acompañado”.
La imaginación y el deseo distorsionan la realidad. Maestros casados con su vocación y divorciados de toda pasión. Sufren la transferencia negativa de los reclamos del egoísmo. Ignorancia insaciable fomentada por el populismo. Se exigen derechos y juzgan por el bolsillo. Reducido a lo primitivo, la reclusión es el camino. Se mató en nombre de Dios, se engañó con “la salvación” y ahora confunden con la inclusión.
“Es peor el remedio que la enfermedad”.
Sujetos aislados y en silencio, comprenden la triada. La tos imperativa y seca, el padre. El calor febril del contagio, el hijo. La ausencia del aliento por el contacto, el espíritu santo. Rogamos ahora y en la hora, compromiso y comprensión. Crucificado sea tu destino, venga la incoherencia y hágase la voluntad de los cretinos. No nos dejes caer en la depresión y libranos de toda cordura. Timen!
“Dura el nombre más que el hombre”.
Incompleto y mortal, el hombre. Maleable simpatía y condición, la ambición. Codicioso y organizado, el benefactor. Propicio y recurrente, el paciente. Escucha y prerrogativa, la evaluación. Inmoral y difuso, el recurso. Transcendental e incoherente, el diagnóstico. Perverso y único, el tratamiento. Ser deforme el sin nombre..
“Entre locos me metí, y lo que fuere de ellos será de mi”.
Actitud mental en decadencia, la asistencia. Carente de paciencia y sentido de pertenencia. Palabras ajenas fomentan la voluntad. Respuestas inciertas alimentan la necesidad. Existencias inadmisibles confunden la realidad. Incoherencia permanente desestima la legitimidad. El silencio eterno provee la felicidad.