“La calidad no es un acto, es un hábito”

Todos podemos reconocer o diferenciar un restaurante caro de un bar de paso, ¿pero sabes por qué?. Si la idea que te pasa por la mente es solo por la calidad de la comida o la singularidad de las recetas, te estás quedando corto. Es por la CALIDAD DE SERVICIO y en esto intervienen muchos factores. Uno de los factores más importante de estos es “la estética”. Si esto lo llevamos al resto sería lo siguiente: La condición edilicia del lugar, las mesas, los baños, la cubertería, la presencia de los mozos, la higiene, etc. ¿Cómo sería durante la atención de un paciente? Explicado de una manera sencilla, es como nos presentamos frente al paciente: la ropa, la higiene y el aseo personal. Si bien la indumentaria a veces está condicionada al ámbito laboral, es decir, cada institución presenta su uniforme característico. La condición de la misma y la utilización de accesorios que no contradigan las normas bioéticas; pueden favorecer la distinción personal. En el caso contrario, uno puede seleccionar lo que más se ajuste a su personalidad y condición física para hacerse agradable a la vista, siempre y cuando se pueda utilizar para la asistencia de un paciente. Por otra parte, la higiene y el aseo personal son meramente hábitos saludables, y como promotores de salud debemos ser un ejemplo en esta área y llevarlo más allá de nuestro cuerpo. Nuestro espacio de trabajo y el quehacer kinésico debe profesar las condiciones de aseo y limpieza.

Lic. Sebastián P. Galleano

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