Kinesiología online: mi experiencia con la asistencia virtual y sus beneficios
Hace algunos años, si alguien me hubiera dicho que podía acompañar procesos de rehabilitación sin estar físicamente con el paciente, probablemente hubiera levantado una ceja. Sin embargo, la virtualidad llegó para quedarse, y en mi experiencia como kinesiólogo, descubrí que no solo es posible, sino que la asistencia virtual puede ser altamente efectiva. En este artículo quiero contarte por qué.
La virtualidad como herramienta complementaria
Cuando comenzó a hablarse de telemedicina en el ámbito de la kinesiología, muchos colegas —y también pacientes— sintieron cierto escepticismo. La idea de no «poner las manos» parecía ir en contra de uno de los pilares de nuestra práctica. Pero pronto entendimos que la asistencia virtual no reemplaza, sino que complementa.
Gracias a plataformas de videollamada, recursos interactivos y un poco de creatividad, empecé a guiar sesiones personalizadas desde casa. Adapté ejercicios, corregí posturas, ofrecí devoluciones en tiempo real, y lo más importante: pude seguir acompañando a quienes más lo necesitaban, sin importar la distancia.
¿Qué pacientes se benefician más de la atención online?
Aunque cada caso es único, encontré que la atención virtual es especialmente útil en:
Rehabilitación postquirúrgica en fases avanzadas.
Tratamientos de dolor lumbar crónico o cervicalgias.
Ejercicios de movilidad y control motor.
Casos de patologías neurológicas donde el seguimiento continuo hace la diferencia.
Programas de actividad física terapéutica para adultos mayores, adaptados a domicilio.
Además, la virtualidad derriba barreras geográficas. Pude trabajar con personas que viven en zonas rurales, que no podían viajar con frecuencia o que simplemente se sentían más cómodas desde su hogar.
Los beneficios de la asistencia virtual para el paciente
Hablar de beneficios es hablar de resultados. Y lo digo con base en lo que vi y viví:
Mayor adherencia al tratamiento
Cuando el paciente puede conectarse desde su casa, con horarios flexibles y sin necesidad de desplazarse, la constancia mejora notablemente. Muchos retomaron procesos que habían abandonado por falta de tiempo o recursos.
Empoderamiento del paciente
La atención virtual favorece la autogestión del tratamiento. Al no depender del contacto físico directo, el paciente se convierte en protagonista activo, aprendiendo a realizar ejercicios por su cuenta y entendiendo mejor su cuerpo.
Acompañamiento continuo
A través de mensajes, audios o videollamadas breves, puedo responder dudas entre sesiones, adaptar ejercicios o contener emocionalmente en momentos críticos. Esa continuidad marca la diferencia.
¿Y para los kinesiólogos? También hay ventajas
No solo los pacientes se benefician. Para nosotros, los profesionales, también hay un gran campo de desarrollo:
Mayor alcance y diversidad de casos
La virtualidad me permitió trabajar con personas de otras provincias —e incluso de otros países— con distintos perfiles y necesidades. Ampliar la práctica sin moverse físicamente es una gran oportunidad.
Organización más eficiente
Al evitar traslados y manejar los turnos de forma digital, optimicé mis tiempos. Incluso diseñé mejor mis planes de tratamiento con el apoyo de herramientas digitales, fichas interactivas y videos demostrativos.
Fortalecimiento del vínculo
Aunque parezca paradójico, la pantalla a veces acerca más de lo que aleja. La atención online genera un espacio íntimo, donde muchos pacientes se sienten más relajados y abiertos al diálogo.
Mitos comunes sobre la kinesiología virtual
Sé que todavía hay dudas o mitos dando vueltas. Los más frecuentes que escucho son:
“No es lo mismo que presencial”. Es cierto, no es lo mismo… pero tampoco tiene que serlo. La clave está en adaptar objetivos y saber cuándo derivar a atención presencial.
“No se puede evaluar bien por video”. Si bien algunas evaluaciones requieren contacto, existen muchas pruebas funcionales, test de movilidad y observación clínica que son válidas y confiables en formato virtual.
“Los resultados son peores”. Mi experiencia dice lo contrario: con planificación, seguimiento y compromiso, los resultados pueden ser excelentes.
Recomendaciones para una asistencia virtual exitosa
Si estás pensando en probar este formato, ya sea como profesional o como paciente, te dejo algunos consejos que me sirvieron:
Asegurarse de tener buena conexión a internet.
Usar un espacio tranquilo, con buena iluminación y algo de lugar para moverse.
Contar con una cámara (puede ser del celular) que permita ver todo el cuerpo en movimiento.
Tener elementos simples a mano: colchoneta, toalla, silla firme, bandas elásticas si hay.
Ser claros en los objetivos, registrar avances y mantener el contacto entre sesiones.
Conclusión: una herramienta que llegó para quedarse
Después de varios años de experiencia en este formato, puedo decir con certeza que la kinesiología online funciona. No reemplaza al consultorio, pero abre una nueva dimensión de posibilidades, sobre todo cuando se necesita continuidad, accesibilidad y acompañamiento constante.
La clave está en entender sus límites, aprovechar sus ventajas y seguir formándonos como profesionales para ofrecer lo mejor desde ambos mundos.
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