Omalgia por sobrecarga en tenistas: cómo tratarla

Cómo traté una tendinopatía del hombro en una tenista joven

Cuando una deportista entrena con intensidad y empieza a sentir dolor, es común que piense que se trata de algo pasajero. Eso fue lo que pensó una paciente de 22 años que llegó a la consulta con molestias en el hombro derecho. Jugadora amateur de tenis, entrenaba cinco veces por semana y notaba que cada vez le costaba más realizar golpes por encima de la cabeza sin sentir dolor.

El caso era muy claro: se trataba de una tendinopatía del supraespinoso por sobrecarga, una condición frecuente en deportes de raqueta o con movimientos repetitivos de brazo elevado. Pero lo interesante es cómo logramos su recuperación completa en ocho semanas, sin que tenga que dejar de entrenar por completo.

¿Cuándo prestar atención al dolor de hombro en el deporte?

El hombro es una articulación compleja y, a la vez, muy expuesta en deportes como el tenis, donde se requiere fuerza, velocidad y precisión en rangos extremos de movimiento. Esta paciente refería dolor al hacer saques y voleas, con una molestia punzante que aparecía sobre todo después del entrenamiento.

Además, notaba una inflamación leve y una sensación de “fatiga” que no desaparecía del todo con el descanso habitual.

Evaluación funcional: lo que no se ve en una resonancia

En la evaluación clínica, encontramos dolor a la palpación en el tendón del supraespinoso, debilidad en el deltoides y alteraciones claras en la mecánica del golpeo, especialmente en la fase final del saque. Aunque la resonancia magnética mostró una tendinopatía leve del supraespinoso, el verdadero desafío estaba en corregir los desequilibrios que la estaban generando.

Diagnóstico diferencial y análisis del gesto deportivo

Antes de avanzar con el tratamiento, descartamos otras posibilidades como el síndrome de pinzamiento subacromial o una lesión más compleja del manguito rotador. Pero al no haber signos estructurales graves, el diagnóstico quedó claro: una sobrecarga funcional del hombro por técnica y preparación física no adecuadas.

Tratamiento por fases: paso a paso hacia la recuperación

Como kinesiólogo, siempre priorizo una rehabilitación progresiva, adaptada a los tiempos y necesidades del deporte. En este caso, lo dividimos en cuatro fases bien definidas.

Fase 1 – Aguda: bajar la inflamación y el dolor

El objetivo fue controlar los síntomas sin detener por completo la actividad. Implementamos:

  • Reposo relativo, evitando golpes por encima del hombro.

  • Crioterapia post-entrenamiento, aplicada durante 15-20 minutos.

  • Neuromodulación con TENS, para aliviar el dolor sin uso de medicación.

  • Vendaje funcional, brindando soporte sin inmovilizar del todo.

Esta etapa fue clave para ganar confianza y empezar a generar alivio sin frenar su rutina física.

Fase 2 – Subaguda: recuperar movilidad y control neuromuscular

Con el dolor bajo control, pasamos a trabajar sobre el movimiento y la activación muscular:

  • Movilizaciones articulares suaves, buscando restaurar la movilidad sin generar molestias.

  • Ejercicios isométricos del manguito rotador, ideales para reactivar sin irritar el tendón.

  • Terapia acuática, aprovechando la flotación para reducir carga y trabajar amplitudes seguras.

Ya en esta fase, la paciente comenzó a notar mejoras claras, especialmente en la sensación de “ligereza” al mover el brazo.

Fase 3 – Fortalecimiento: trabajo específico y control de carga

A medida que progresamos, el objetivo fue fortalecer los músculos del hombro sin caer en patrones compensatorios:

  • Ejercicios excéntricos del manguito rotador, esenciales para mejorar la resistencia tendinosa.

  • Propiocepción y control escapular, utilizando bandas elásticas, pelotas de mano y superficies inestables.

También trabajamos con ejercicios en cadena cinética cerrada, como apoyo frontal y planchas modificadas, para reforzar la estabilidad global.

Fase 4 – Reintegro funcional: volver a la cancha con seguridad

El último paso fue reeducar el gesto deportivo y preparar su regreso al tenis competitivo:

  • Reeducación biomecánica del golpeo, filmando y analizando el saque para corregir errores técnicos.

  • Carga progresiva en los entrenamientos, con seguimiento cercano y ajustes en la planificación semanal.

Además, dejamos pautas claras de fortalecimiento preventivo y movilidad diaria para mantener los resultados a largo plazo.

Resultados y aprendizajes

En cuatro semanas, el dolor había disminuido significativamente. En ocho semanas, la paciente volvió a jugar tenis sin dolor y con una mejora visible en su mecánica. Más allá de la recuperación, lo más importante fue que entendió que el entrenamiento no solo es volumen o intensidad, sino también calidad y conciencia corporal.

Profesor Sebastián Pablo Galleano

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio